Tales Of Altheros 1: Los Salones de la Serpiente

Una sonrisa perturbadora apareció en el rostro de Jack, aunque en verdad su semblante no se movió en absoluto puesto que no tiene ningún músculo facial, daba la impresión de sonreír de alguna forma.

Manteniendo el máximo respecto que pudo así como la dignidad de un caballero, siguió sin mediar palabra a los hombres lagartos que hacían de guía. Sin embargo, seguía viéndose de una forma extraña por su capa raída por los años y su gran armadura.

No obstante, sin que se dieran cuenta los demás, le hizo un gesto de "Buen trabajo" al cambia formas con la cabeza.

Pasaron por varios salones llenos de hombres y mujeres lagarto, tanto guardias como peregrinos. Estaban realizando sus quehaceres y sus rituales. Pasaron delante de lo que parecía una celda en la que se encontraban dos humanos, pero no pudieron prestar atención.

Entonces llegaron al Sancto Sanctorum. Era una puerta ornamentada grande con motivo de serpientes. Dos sacerdotizas mujeres lagarto abrieron la puerta, el interior estaba oscuro, demasiado para verlo, ni siquiera para Jack. Tras entrar sintieron un leve mareo, el mundo se había convertido en una llanura plagada de túmulos funerarios ornamentados y en el cielo se observaba un eclipse. Habíais abandona el mundo terrenal y ante vosotros se alzaba una figura solemne. Se trataba de una figura andrógina en una túnica blanca con un casco, de debajo de la túnica salían serpientes como si de tentáculos se tratasen.


Estabais en presencia de un dios.

"Sois aquellos que han enviado a salvar su aldea, a derrotarme y probablemente matarme... o tal vez a hacerme cambiar de opinión. Mi hija fue asesinada brutalmente por un ganadero, ¿Por qué debería perdonar a aquellos que asesinaron a mi hija? ¿Por qué perdonar a aquellos que mataron a una parte de mí?"

Sin mover los labios sentís la voz de la diosa retumbando en vuestras mentes, pero es calmada y suave, como una caricia.

Jack se quedó pensativo, sabía que este momento vendría tarde o temprano y por algún motivo no estaba nervioso, era una de las cualidades de ser un No-Muerto que por una vez parecía serle de verdad útil y no una maldición.

Era el momento de mostrar su resolución, sabía que solo habían dos caminos, o todos viven o todos mueren. Sabía que había una gran probabilidad de morir, no sabía que lo más probable era que volviera a experimentar la muerte.

Miró en silencio al médico mago y pensó en los presos que le pareció haber visto, les pidió perdón en su corazón por lo que iba a hacer, pero esto, era lo que decidió hace mucho tiempo atrás, lo que le a mantenido con vida.

- No. Su palabra resonó como un trueno, no fue un grito, ni lo dijo alto, simplemente en ese silencio, parecía haberse vuelto toda la existencia y cubrir el mundo.- No vengo a luchar

Sin decir más descolgó su espada y la dejó caer al suelo.

- Diosa o no, jamás dañaré a ninguna mujer, ese fue parte de mi pacto como caballero hoy he venido a evitar más muerte, más derramamiento de sangre y a que se complete la rueda del odio, creedme, yo sé mejor que nadie lo que es el odio, el daño de la muerte y el dolor de perder a un ser querido, también sé, que no hay satisfacción real en la venganza, solo vacío.

Jack no habló pensando, no mintió, simplemente soltó lo que llevaba años guardando en su interior, esperando que su sinceridad pueda marcar una diferencia.

- Señora, ruego que se temple y comprenda que no queremos causarle ningún mal. - Tamesis se arrodilla y hace una reverencia. - Solo somos dos humildes viajeros que, guiados por nuestro código, tanto de caballero, que es le caso de él, como el de médico, que es el mío nos ha llevado a venir a usted. -
Intentaba actuar lo más calmado posible, todos saben que tratar de convencer a un diós puede ser una tarea complicada.

- Solo queremos suplicarle que se apiade de esas pobres almas. Es una desgracia lo que ha acontecido con su hija, pero eso no la traerá de vuelta. - Intentaba concentrarse, debía de darlo todo en este momento, su pellejo y el de muchos estaba en juego. - Solo quiero rogarle que podamos solucionar esto de una manera más civilizada, sin derramamiento de sangre por ningún lado. Es normal que la muerte de su hija haya sido tan dolorosa para usted, pero debe entender que son gente de pueblo, gente poco refinada cuya vida está en los campos de cultivo y en el criado de ganado. Ganado que su hija atacó y dañó, y como es de esperar en gente que ha vivido en la ignorancia sintió miedo, y este le hizo actuar así. -

Hizo otra pausa para respirar. - Su hija ya tomó una vida, él tomó otra, y si seguimos así, como ya ha dicho mi compañero, esto solo alimentará a una matanza estúpida en la que nadie saldrá ganando. Mi señora, solo le ruego que escuche las palabras de este humilde servidor. Y que si pudiera hacer algo por usted, para que reconsidere sus actos, no dude en decírmelo, pues puedo hacer lo que desee y ser lo que desee. -

Si tuviese glándulas sudoriparas habría sudado ríos, pero ya está, había acabado y solo quedaba esperar por la benevolencia de la diosa.

La Diosa Serpiente fue conmovida por las declaraciones de aquellos que acababan de arrodillarse, uno sincero, otro intentando no morir y salvar el culo. Aún así se vio conmovida.

"No tomaré vengaza, pero ya no tienen permitido la presencia en mi bosque. Me habéis demostrado voluntad y coraje. Ahora os permito y os condeno, dependiendo de como llevéis esta carga, como la escolta de mi hija. Llevadla con vosotros, enseñadle el mundo antes de que vuelva conmigo."

De su traje bajó la serpiente que susurró al centinela. Su cuerpo brilló y tomó la forma de una niña cuyos cabellos eran como su especie. Hizo una reverencia, se transformó de nuevo en animal y sus escamas se tornaron blancas. Se deslizó y se enroscó, como una bufanda en el cuello del caballero.


Luego de eso les dejó salir, sacaron a los dos prisioneros, desmallados pero en perfecto estado. Se llevaron a todos y lo comunicaron al pueblo.




Ganáis un punto en el cliché: "Hija de la Serpiente".

Habéis recuperado al líder de la caravana, Mike, y a Jonah, que se creía muerto.

Habéis arreglado el conflicto entre la diosa y la villa.

Al par de días se abre la carretera y vuestro viaje por la Ruta de la Seda sigue su curso.

Mientras ambos hombres y la niña caminaban al pueblo para llevar las lunas nuevas, Jack se mantuvo en un silencio sepulcral, después de arreglarlo todo, tapó la orejas a la niña y con una expresión seria no pudo contenerse más y preguntó.

-¿T-Te le insinuaste a la Diosa?

Solo Dios conoce lo que ocurrió después.