Entreacto Capítulos 1-2

Había pasado ya una semana desde que "Jack" había obtenido de forma inesperada un par de compañeros y salvado a los secuestrados por la diosa serpiente, desde entonces, habían mal vivido en la única posada que los admitiría del pueblo mientras intentan resolver qué hacer a partir de ahora.

Jack, no podía dejarle de dar vueltas al asunto, para empezar, el sabe mejor que nadie cuanto pesa una espada cuando hay que proteger a alguien, el peso de la responsabilidad de proteger a una vida, lo hacían dudar y ser ineficiente en combate, hacía mucho tiempo que no había luchado así, desde su muerte, él dejaba que los sentimientos oscuros de odio e ira empañasen su espada, volverse loco y bañarse en sangre era su forma de luchar desde hacía mucho y no era capaz de volver atrás, sin embargo, le era imposible abandonar a la niña ¿¡Que clase de caballero haría algo así!?

Pero ese no era el único problema, no sabía que es lo que debía hacer, su trabajo era deambular por el mundo en pos de matar indeseables, bandidos, violadores, esclavistas, monstruos y todo tipo de basura, muchas veces sin éxito siendo herido en el mejor de los casos, también hay que decir, que pese a su fama, aun habían más ciudades que le negaban la entrada de las que hay que lo acepten y aunque hay muchas cosas que él no necesita como comer, dormir o bañarse no significa que la pequeña no lo necesite y vivir en agujeros siempre al raso cubierto de sangre, no le parecía una vida para ella. No le importaba que mantuviera la forma de una serpiente y pasara la mayoría del tiempo enrollado en su cuello, para él, la imagen de verla como una pequeña niña quedó grabada en su mente y así la ve desde entonces. El luchar con ella encima, le daba más miedo que la propia muerte ¿y si una flecha le golpea sin querer? podría guardarla dentro de él pero ¿Y si una lanza atraviesa su armadura? Habían demasiadas posibilidades, él, prefería mantenerla en un lugar seguro durante las batallas a ser posible en la retaguardia, pero él solo era incapaz de protegerla de esa forma ¿Doktar?

Para Jack él era más parte del problema que de la solución. No es que no se fiara de él, simplemente no podía obligarlo a nada, si, le gustaría viajar con él, al fin de cuentas él podría cuidar de ella si enfermaba o se hería, pero no podía arrastrarlo, él tenía una vida.

Por supuesto, había soluciones, durante las batallas, podrían contratar a alguien capaz de luchar en la retaguardia o vanguardia dependiendo de la necesidad, alguien así como un cazador bueno en arco y espada para así proteger a la pequeña y él poder ir al campo de batalla sin preocupaciones, también tendría que ser alguien versado en la cocina ¿Pero donde encontrar a alguien dispuesto a viajar con un No-Muerto?

Otra solución, sería renunciar a su trabajo y convencer a Doktar que le contratase como guardaespaldas, así podrían continuar el viaje de una forma medianamente segura, pero de nuevo, habían más problemas que ventajas, ir con él sería cerrarle las puertas de muchas ciudades y como ya se dijo a si mismo, él, tenía una vida y no tenía el derecho de obligarlo a compartir su carga.

La pequeña era su responsabilidad, su misión y se alegraba y enorgullecía de ella como caballero, pero simplemente, no sabía qué hacer o como hacerlo.

Es por ello, que seguía ahí varado en la posada sin hacer nada, ¿Acaso así serían sus días?

No pudo evitar imaginarse viviendo en una ciudad, matriculando a la pequeña en una escuela y vivir como una familia feliz, la idea era tan absurda que por primera vez en años, casi se ríe.

Ya habían pasado un tiempo desde lo del asunto de la diosa serpiente y todavía, ni Doktar ni el no muerto habían hablado en cuanto a sus planes de futuro. Es más, el caballero esquelético se pasaba horas y horas sentado en una esquina, inmóvil, como si estuviese totalmente muerto.

En cuanto a Doktar, había decido tomar la forma de una bella joven, y pasaba bastante tiempo con la niña serpiente, cuidándola. Le había empezado a tenerle cariño, como a una hermana que nunca tuvo. Además, durante esos días, varios campesinos vinieron para pedir ayuda médica. Le parecía muy tranquila esa forma de vida, había incluso hecho algunos amigos en el pueblo. Si no fuese por su misión como heredero de los Doktar, definitivamente se habría asentado allí.

Por desgracia pronto tendría que partir, debía seguir su peregrinaje en busca de más conocimiento sobre la magia que moldea la vida. Debía visitar muchas ciudades todavía y conocer nuevos pueblos y razas. Todo ello por el bien del legado de la familia Doktar y de su investigación.

Así pues, decidió que ya era el momento de hablar de planes con el caballero no muerto. Se dirigió hacia donde él estaba y tomando una silla se sentó en frente de él.

- Tenemos que hablar. -

Doktar decidió sacar el tema, haciendo que Jack tuviera una expresión fría e inmutable, pero suspirara por dentro, una de las ventajas de su raza era su rostro inexpresivo haciendo incapaz a la gente de saber qué es lo que piensa.

Jack sabía que esto vendría antes o después, también sabía que la pequeña le había cogido cariño al mago o maga por su aspecto actual. Con un solo gesto, la pequeña se deslizó de su cuello y recorrió su brazo jugando entre los huesos y las placas de la armadura hasta posarse suavemente en su mano. Jack esbozó una sonrisa imperceptible y un extraño brillo de cariño pasó por sus cuencas vacías.

- Sabía que esto vendría.- Dijo con una voz llena de tristeza capaz de sacudir el corazón de una persona, como si fueran los mismos lamentos de los muertos.

Jack pasó su mano por el cabello de la niña dándole una caricia, a lo que la chica sonrió, pero al mismo tiempo, llenó de oscuridad el corazón del caballero, él no podía sentir el calor de piel y ella solo sentiría lo mismo que si la frotasen ramas secas de un árbol muerto.

El caballero sabía la verdad, el no tenía la capacidad de hacerla feliz, de alimentarla, de curarla solo podía matar por ella a todo aquel que le hiciera daño pero ¿Que clase de vida es esa?

- ¿Tienes que irte?.- Preguntó al mago mirándole por primera vez desde que entró en la habitación.

Antes de decir nada, Tamesis suspiró profundamente. Ya no había vuelta atrás.

- Lo siento, pero es que estoy en medio de un largo peregrinaje. Cumpliendo mi deber como heredero del linaje Doktar. -
Se cambió varias veces de postura en la silla, en realidad siempre ha odiado las despedidas y se temía que así fuese. Respiró profundamente y volvió a hablar.
- Es algo muy importante para mi y mi familia... - Miró con pena hacia el suelo. - ¿Has decidido que vas a hacer? -

Jack había pensando en qué hacer o decir en este momento, pero todavía no era capaz de decir, en un principio, aun sabiendo que diría eso, quiso levantase de la silla y gritarle, pero su mirada calló de nuevo en la pequeña.

Nuevamente miró a Doktar lleno de resolución, esta vez, se levantó de la silla mostrando sus cuencas vacías que comenzaron a brillar con una luz roja sangrienta.

- Yo soy caballero y tengo la sagrada misión de proteger a esta niña.- Su voz era fuerte, llena de orgullo y sin deje de su habitual tristeza.

- Aun si los cielos se derrumban o se abren las puertas del infierno, no dudaré ni un momento en blandir mi espada por ella, ese es mi juramento como caballero.

Ahora venía la parte verdaderamente difícil para Jack, la parte de tragarse su orgullo por alguien más.

- Sé, que tienes tu vida y no puedo obligarte a nada, sé, que seremos una molestia en tu viaje pero también sé que ella te necesita más a ti que a mi.- Al decir esta parte su corazón se llenó de una profunda tristeza y oscuridad, pudo sentir como cada uno de sus huesos se congelaba.

- No tengo el derecho de pedirte esto pero... Déjanos acompañarte durante tu viaje.

No pudo evitar que sus palabras le conmoviera, la verdad es que no se quería separar de la pequeña, en el fondo sabía que espera oír salir esas palabras de su huesudo amigo. En el fondo sintió una alegría desbordante, aunque sabía que quizá el que te acompañe un caballero de cientos de años no muerto quizá iba a  dificultar un poco las cosas, pero no le importaba.

- ¡¡¿A que esperamos entonces?!!- Se levantó de golpe. - ¡La caravana está a punto de salir, debemos darnos prisa! -
El entusiasmo recorría todo su cuerpo haciendo que casi saliese volando de la silla, tomó sus pertenencias y agarrando a sus dos compañeros por la muñeca casi los arrastra a la salida de la posada.

Jack no sabía que hacer, esperaba una negativa y él tener que abdicar, buscar mercenarios preferiblemente mujer y pagar una gran suma para que fuera su acompañante durante sus viajes, la cantidad, no sería pequeña, ya es difícil y caro pagar mercenarios competentes, tendría que pagar aun más para que trabajasen para un no-muerto como él y todavía más si eran de sexo femenino pese a que él no tiene necesidades nocturnas por lo que tendría que comenzar a ganar dinero como cazador de recompensas o mercenario y luchar en peligrosas guerras de ciegos reyes por un palmo más de tierra, ni siquiera en sus más locos pensamientos esperaba que aceptara con tanta facilidad.

Mucho menos que se alegrara por ello e incluso los arrastrara fuera de la habitación. Tanta alegría, le hizo sospechar de la salud mental del mago y si de verdad era buena idea confiar en él, en el fondo, ahora se arrepentía un poco.


Así, los tres fueron a hablar con el líder de la caravana para viajar juntos durante un tiempo, debido al favor que les debían y al locuaz caballero capaz de intimidar y engatusar a la personas con su habla, llegaron a un acuerdo. Doktar les sanaría y ayudaría en la retaguardia, él, protegería la caravana en las batallas contra bestias y bandidos y todos juntos comenzarían un nuevo viaje lleno de aventuras y misterios.